martes, 4 de noviembre de 2008

La inseguridad como fenómeno socio-económico

Por Desiderio Fernández

Todos los días escuchamos o miramos en la TV episodios violentos donde delincuentes terminar con la vida de personas y destruyen familias. La inseguridad es un flagelo que ha venido para quedarse. Desde diversos sectores se han levantado voces a favor de la mano dura y pena de muerte. Pero en realidad, nadie ha proclamado que la mejor solución para atacar el flagelo es la educación y el trabajo. Se quiere atacar la consecuencia y no el origen de la delincuencia.
Desde hace más o menos 30 años, el país ha sucumbido ante las recetas liberales que han promulgado la liberalización y desregulación de los mercados de salud, trabajo y seguridad social. Han privatizado las empresas estatales que proveían bienes públicos esenciales como educación, salud y otros. El estado se ha corrido de su función de benefactor de todos los ciudadanos. Ésta ausencia provocó que miles de ciudadanos quedarán librados a la buena de Dios para vivir y sobrevivir.
El fracaso del modelo implantado por la dictadura militar genero desempleo y pobreza en cantidad suficiente para generar en las nuevas generaciones odio y resentimiento. Familias enteresas sin trabajo por largos años y viviendo en condiciones miserables provocó que sus hijos nacidos a fines de los 80 y principios de los 90, hoy se hayan dedicado a la delincuencia como modo de vida. La falta de educación, primero en el hogar nuclear y luego en la institución que fue perdiendo respeto y autoridad: la escuela, generó toda una generación de resentidos sociales que se vuelcan a las calles a robar y matar.
Ante este grave problema, las autoridades han fracasado para controlar la inseguridad y las reestructuraciones en las fuerzas de seguridad (policia, gendarmeria, etc) no han podido generar condiciones para reducir este fenomeno. Y es lógico porque el mal que lo causó continua: la marginación de miles de personas del mundo del trabajo, la producción y el consumo. Sólo atacando la causa se podrá eliminar este flagelo. En su defecto, se terminará derramando sangre -de ambos lados - sin solucionar nada.
Y así como se sabe que la educación no es un proceso instantaneo, sino que lleva tiempo, terminar con el mal de la inseguridad también llevará tiempo. Diría dos generaciones. Para que los jovenes por nacer tengan valores, educación, códigos y sobre todo, un mundo donde puedan desarrollarse y luchar por sus sueños. Cuando un joven pierde los sueños queda condenando a la marginación.
La política de mano dura, solo generá delincuentes más violentos (como pasa en EEUU en los estados donde se aplica la pena de muerte) que saben que si los agarran los matan o van a cárceles de donde salen más violentos todavía) y más perdida de vidas humanas.
He sufrido robos en mi vida, incluso en mi propiedad. Repudio todo acto de violento donde se trate de quitar a otro ser humano algo que no sea suyo. Pero la manera de encarar el tema no es con el ajusticiamiento, sino con la educación y el trabajo. Y esto lleva realmente mucho tiempo.
Ningún bebe nace delincuente, sino que lo formar el contexto socio-económico en donde se cría y educa. Cualquiera de nosotros podría haber sido un malandra si hubiera nacido en un hogar como los que he mencionado.
Espero que tengan amplitud de mente para saber que la inseguridad es un fenomeno economico y social y sólo con trabajo y educación se puede desterrar este cáncer que se ha profundizado desde los últimos 15 años. Los sectores más acomodados de la sociedad, deberían tener más amplitud de espíritu para comprender la verdadera naturaleza del drama argentino. Se repudia el robo de un coche o de objetos personales, pero se es indiferente ante la pobreza extrema de miles de argentinos, que no tienen ni para comer, vestirse o estudiar. Creo que hay una parte del pueblo argentino que olvidó que todos formamos un estado y con estos desequilbirios se afecta la capacidad institucional del país (más todavía) y la gobernabilidad.

jueves, 30 de octubre de 2008

Fallas Institucionales y subdesarrollo

Por Desiderio Fernández
Argentina es un país especial por diversos motivos. Fue el granero del mundo a fines del siglo 19 y principios del 20. Estaba en la misma categoría de países -hoy desarrollados- como Australia, Nueva Zelandia o Canadá. También, tuvo un nivel de movilidad social única en América Latina, donde se podía salir del nivel más pobre en la escala social y llegar a médico o gerente. La frase "mi´hijo el dotor" es un emblema de hasta donde podía llegar las oportunidades para aquel que se esfuerza y luchaara en la vida. Pero también es un país donde cualquier imbécil puede hablar del tema que quisiera como si tuviera propiedad. Argentina es el país de los 40 millones de directores técnicos, de los 40 millones expertos en seguridad y de los 40 millones de economistas. Es bastante desgraciado ver como se habla de economía sin tener los conocimientos necesarios para comprender las cuestiones del crecimiento, desarrollo y distribución.
El princìpal factor que tiene el país es la Debilidad Institucional. Cuando fallan las instituciones, no hay vuelta atrás. Argentina es el ejemplo donde las fallas en los partidos políticos, en las organizaciones sindicales, en las organizaciones educativas, en las fuerzas armadas, en las organizaciones sin fines de lucro, en las organizaciones laborales, etc, todas han contribuido a la destrucción del país. Hay literatura de sobra en el área de desarrollo económico para demostrar que la principal carencia que tiene el país es una falla institucional, que atenta contra toda construcción posible, sea política como económica. La gran volatilidad de las variables fundamentales del país es motivo del estancamiento económico del país. Y la volatilidad política impidió (e impide) cualquier de país a largo plazo. Las aspiraciones políticas cortoplacistas de los políticos están en total contradicción contra los intereses a largo plazo de la nación. Sin estabilidad política no puede haber nunca estabilidad económica. Y esto pasó con todo tipo de gobierno: peronista, radical, militar, alianzas, etc. Es otra de las innumerables contradicciones del ser argentino. Otro factor que se me estaba escapando es el sistema de gobierno: presidencialismo. El país debería optar por una sistema parlamentario, más flexible a democracias inmaduras como las de América Latina (Argentina, obvio, súper incluída).
Desde mi punto de vista, el país carece de "recursos genuinos" para superar esta inmadurez o incapacidad en sus problemas estructurales. Lamentablemente, la historia me da la razón que los problemas estructurales de pobreza, distribución del ingreso, desarrollo tecnologico, empleo, oportunidades siguen tan vigentes que nunca, a pesar de 6 años de crecimiento del producto.
La única explicación está en la falla a nivel institucional que tiene la Argentina. Sino se modifica esto, no hay forma de llegar al tan ansiado desarrollo. Visto éste, como una situación donde todas las personas puedan hacer uso de todas sus libertades y derechos en el sentido más amplio posible.
Buenos, 30 de octubre de 2008.

martes, 21 de octubre de 2008

Debate: Asignaturas pendientes del país

Por Desiderio Fernández

Brevemente ¿cuáles son las asignaturas pendientes del país en términos económicos?
En forma desordenada como vienen a mi mente serían:

1) Utilizar los grandes recursos energéticos (en especial, la eólica) para obtener energía y no depender tanto del gas como petróleo importado;
2) Realizar una reformar tributaria de base, de manera que los sectores de más alto poder adquisitivo tributen más. Actualmente el sistema tributaria argentino es totalmente regresivo, porque pagan más lo que menos tienen con impuestos como el IVA (el principal del país). Se debería girar hacia un sistema donde primen los impuestos a los ingresos.
3) Generar un sector exportador que esté en condiciones de competir en el mundo y así produzca divisas frescas. La dependencia del sector agrícola-ganadero para obtener divisas es una falencia estructural del país. Se debería copiar el modelo de los "tigres asiáticos" donde cerraron en pocas décadas la brecha tecnologica con los países centrales en varios sectores de material electrico y electronico, entre otros y voy compiten en el mundo.
4) Las empresas deberían tener el espiritu innovador al que schumpeter se refería hace más de medio siglo atrás. Falta el empresario con ganas de innovar y competir afuera.
5) La articulación entre la Universidad y la empresa, vital para que el conocimiento llegué luego a las empresas.
6) Concursos en la función pública para que los mejores ingresen al sector público y el estado tenga una burocracia capacitada, motivada y bien remunerada como pasó en los países asiáticos. Si continua el sistema de "amigismo y acomodo" vamos de mal en peor. Hay que castigar al inépto y recompensar al estudioso y capaz.
7) Darle al transporte ferroviario el lugar que se merece. Por lejos, es el sistema más eficiente para trayectos largos, que menos contamina, que menos daños provoca en términos de vidas humanas (los accidentes de tránsitos con perdidad de vidas humanas cada año se incrementa más y más) y en especial, cumple una función social: la de integrar pueblos y ciudades. Esto fue rotundamente olvidado por la clase dirigente argentina.
8) Garantizar el acceso a la comida de todo argentino que pase necesidades, con una cobertura por hijo universal para quién lo necesite. En un país donde se producen alimentos para 400 millones de personas por año, es increíble que casi 1/3 pase necesidades.

En fin, estos son algunos (no todos) de algunas cuestiones que se pudieron haber cambiado y no hay noticias de que vayan a cambiar. Son los "factores estructurales del subdesarrollo", como los llamo.

Buenos Aires, 21 de octubre de 2008.

El dilema de la seguridad social: AFJP vs. Estado

El gobierno ha dado a conocer una noticia de vitál importancia para los años venideros: la estatización del sistema de seguridad social que todavía estaba en manos privadas: las AFJP.
Luego de casi 15 años y ante las dificultades de dichas entidades para que los ingresos que obtienen de los afiliados den buenos dividiendos, el estado estatizará el régimen para la mayoría de los argentinos. Es posible, que quede un segmento para sectores que opten por el mismo en forma volunaria.
En los 90, el sistema fue privatizado por las grandes problemas que presentaba (deficit, jubilaciones que no cumplian con lo que exigia la ley, etc) y se optó por una reforma que introducía al sistema de capitalización. Tanto la reforma, como la actual reforma de la reforma no tuvieron en cuenta un aspecto esencialmente demografico: la longevidad de las personas en las sociedades actuales.
La relación entre activos y pasivos fue descendiendo a lo largo del tiempo, y el gigante excedente que tuvo a mediados de los 40 el país luego se fue reduciendo, en principio por al aumento de los pasivos en condición de acceder al beneficio. También la inflación fue erosionando el valor real de las jubilaciones pulverizando el poder adquisitivo de los beneficios. Ante tal situación, los distintos gobiernos fueron tomando diferentes tipos de tributos para que cierre el sistema. Ejemplo: IVA, pulsos telefonicos, combustibles, etc. Hasta que se llegó a la reforma de Menem.
A la actual reforma no le veo buenas intenciones: primero, porque en realidad el gobierno en pos de "salvar las jubilaciones futuras" quiere apropiarse de la caja que hoy tienen las AFJP: 13.000 millones de pesos anuales en aportes. Así, tendría garantizado el superávit fiscal del 2009 y para otros años. Es decir, ante la imposibilidad de acceder a los mercados de financiamiento internacional, en especial por las consecuencias del default del 2002, una alternativa es tomar a su cargo los fondos de las AFJP. Recordemos que actualmente el gobierno viene metiendo mano a las arcas de la ANSES, quién vendría a ser su prestamista de última instancia.
En síntesis, la estrategia de estatización es fiscal y no previsional. A futuro habrá que ver ocurre cuando los actuales activos pasen al régimen de pasivos.
Actualmente la ciencia económica no tiene una respuesta acertada para el problema de la vejez y el envejecimiento. Porque el problema es esencialmente demografico y no economico (éste es una consecuencia de aquel).
Si bien es importante que el estado intervenga en la economía ante las fallas del mercado, no creo correcta el accionar del gobierno en este y otros aspectos. No es un tema de intervenionismo vs. libre mercado. Sino de los medios y métodos para realizarlo.
El país desde 2003 tuvo y creo que todavía tiene (aunque creo que se llegó a un punto de inflexión) la chance de realizar las grandes transformaciones para salir del estado de sub-desarrollo. Pero pasa el tiempo y cada vez nos alejamos más del sendero del desarrollo.
En todo caso, habrá que conformarse con lo que hay y vivir y sobrevivir, como mejor se pueda. Cada día estoy más convencido que el factor institucional es la causa de la involución argentina. Las instituciones que en otros países motorizan el crecimiento y la igualdad, en países como argentina incrementan la brecha.

lunes, 20 de octubre de 2008

Crisis del 29 vs. "crisis 08": una aproximación

Hace tiempo que no ingresaba un nuevo artículo al blog. Motivos laborales, pero sobre todo obligaciones estudiantiles impusieron un breve "impasse" al trabajo en la página.
La crisis como así se la llama a una simple recesión en los Estados Unidos, no es más ni menos que otra oscilación dentro del movimiento capitalista. El capitalismo ha tenido siempre estas recesiones y expansiones que son constantes dentro de su modo de producción.
Los medios de comunicación han distorsionado esta realidad hasta elevarla al status de "crisis" comparandola con la ...crisis del 29!!!!!
Semejante idiotez es producto de la prensa amarilla y de mucha gente mal intensionada, amén de tantos idiotas que hay por el mundo. Si bien, las expectativas son fundamentales en economía para entender los cíclos económicos, también es verdad y la evidencia empírica así lo demuestra, que estos vaivenes son clásicos.
La crisis del 29 si bien tuvo causas de impericia técnica, provocó un quiebre en el pensamiento económico. Las ideas denominadas clásicas ya no tenían poder para validar lo que pasa en los mercados de trabajo y en especial, para explicar las rígideces de precios y salarios. Ante tal situación, un nuevo paradigma surgió: Keynes y su teoría general. Es cómico que tanto se habla de keynes, pero no se nombra los fundamentos en porque él critico al pensamiento clásico. En las primeras páginas realiza una furibunda crítica a Pigou y a su "tratado de la desocupación". El desempleo en esa década (´30) llego al 25% de la PEA (población economicamente activa), el flujo comercial se cerró y los países se bloquearon ante el. Ante lo que pasaba en todo el mundo capitalista (la URSS era un terreno aparte), la teoría económica ante la crisis y su incapacidad de respuesta, propició el surguimiento de un nuevo paradigma: el keynesianismo.
La llamada "crisis" no tiene ni se acerca al cambio de paradigma de los años 30. Es una recesión típica de los países capitalistas, pero como tiene a EEUU como epicentro, éste las desparramó hacia el resto del mundo. Como dice el dicho, la sangre no llegará el río. Además, hoy la economía tiene más herramientas y conocimientos en comparación con los años 20 y 30.

viernes, 22 de agosto de 2008

Debates VIII: La inestabilidad en el medio del crecimiento

Por Desiderio Fernández

En los últimos días hemos sido testigos de acontecimientos que son difíciles de entender a los ojos de la realidad. El primero fue la crisis del campo y el gobierno por una resolución de retenciones que significaba para el gobierno menos de 1% del total de los recursos presupuestados en la ley de presupuesto 2008 (y que como viene sucediendo en los últimos años, los mismos están subvaluados así se “incrementa” ante la opinión pública y el mundo, la eficiencia del gobierno para superarse cada años en sus metas propuestas). El gobierno de CFK en defensa de la re-distribución del ingreso defendió a rajatabla su posición hasta que el voto histórico del vice-presidente tumbo el ánimo de revancha y disputa y cancelo por la vía legislativa está resolución tan cuestionada. El gobierno debería entender que no sólo creando trabajo se mejora la distribución del ingreso, sino que también mediante el aumento del salario de bosilllo y la expansión de posibilidades y libertades de la población, como bien dice el Nóbel de Economía, Amartya Sen. Allá en los lejanos setenta, el inolvidable (para quienes lo conocieron) profesor Isidro Carlevari de geografía económica en Buenos Aires mencionaba cuestiones tan viejas como las grelas. La inestabilidad política es la madre de todos los males: pobreza, miseria, delincuencia y desigualdad. A pesar de los años transcurridos, el país no ha aprendido la lección. El actual crecimiento (menos del real por la manipulación de los índices para deflactar los componentes del PBI) está viciado sino de eliminan estas falencias históricas del país. De hecho, la inversión, vital componente para crecer a largo plazo está siendo afecta por su desaceleración y su orientación hacia “inversiones no reproductivas”. Muchos “economistas” no entienden que la cosa no es invertir en lo que venga sino en áreas sensibles y que generan un crecimiento en el tiempo prolongado. Ejemplo, que el gobierno invierta en caminos y en paredes de hospitales y escuelas, no generaba el cierre de la brecha tecnológica; si bien la inversión en educación es vital para un país, una cosa es invertir en educación fomentando becas en ciencias que levantando paredes y luego en las cuentas nacionales en clasificarlas en la inversión en educación. Hay un dicho que dice “se puede engañar a mucha gente poco tiempo, pero engañarse a si mismo es una pelotudez”. Esto está pasando en Argentina.
Nuestra inestabilidad data del tiempo de los caudillos. Desde que tengo uso de razón y luego desde lo que leí en los distintos libros, nuestro país va a los tumbos de años de relativa bonanza y años de descalabro de gran magnitud. Los partidos políticos en todos estos años han manifestado el más acérrimo odio y una ineptitud total para garantizar una estabilidad institucional a pesar de las claras y lógicas disidencias de pensamiento. Sin continuidad institucional y sin ánimos de destrozar al otro y tumbarlo no se puede garantizar un horizonte para que la estabilidad política llevé a una estabilidad económica. La inestabilidad histórica de la macroeconómica del país es una clave de nuestro atraso como nación. Atraso que se aprecie en comparación con los países desarrollados en términos de estándares y nivel de vida. Ejemplo: una de las causas más profundas de la inflación estructural de la nación es la deficiente provisión de muchos bienes, en especial lo de capital y actualmente se suman los de consumo (ejemplo, celulares y aparatos electrónicos). El consumidor argentino es muy “exigente” en sus gustos. Quiere un MP4 de última generación o un celular con cámara y demás chiches, etc. Pero no puede apreciar que estos bienes la argentina no los produce y los tiene que importar. Esta compra en el “resto del mundo” lleva a la necesidad de dólares para pagar la importación y se refleja en la balanza de pagos del país. Es decir, el argentino es exigente en sus gustos y preferencias como si...viviera en un país europeo. Pero acá, dado el atraso técnico no se produce esa gama de productos. Consumidos de acuerdo a un país desarrollado cuando nuestra realidad es totalmente distinta. Evidentemente hay una clara deformación de la realidad o miramos el mundo con lentes distintos.
Actualmente transitamos un periodo de crecimiento y es notable ver los signos de inestabilidad en medio del crecimiento. El conflicto del campo y el gobierno, la decisión del vice-presidente de votar en contra de la alianza que lo llevó al poder, el brutal conflicto en la provincia de Córdoba por el ajuste provincial y los disturbios de los estatales; la sequía en el chaco que genera muertes y desolación, la cuál se podría solucionar con obras de infraestructura elementales que un país que quiere aspirar a la categoría de desarrollado debería tener.
Se puede crecer un tiempo, se puede aprovechar o no el panorama internacional y colgarnos de la demanda actual de alimentos, pero...el desarrollo va por otro camino. Si queremos enamorar a la más linda, nos confundimos de china. Y esto lo demuestra un dato tan simple y común: en el último mes, la exportaciones argentinas han caído en términos de cantidades. El aumento en valor sólo se evidenció por un incremento en las cantidades absolutas exportadas. Es decir, si realizáramos un índice a precios constantes como se hace con el PBI, el mismo daría una caída.
Concluyendo, sino se toman medidas drásticas como está haciendo Brasil, país que se está convirtiendo en la potencia hegemónica de América latina, seremos como en la actualidad, un país de cabotaje y en el cuál la comunidad internacional no siente el más mínimo respeto. Recordemos hace unos meses cuando autoridades de países que son potencias, como por ejemplo, Condolece Rice (secretaria de estado de EEUU) y Ángela Merker (presidenta de Alemania) visitaron la región y esquivaron a la Argentina. Otra vez, nos creemos los más vivos, pero sólo se puede engañar a las masas sin educación. A la vista del mundo, seguimos mostrando las mismas contradicciones como sociedad que en décadas pasadas. Se viene un duro distanciamiento que afectará a la institucionalidad. La relación entre CFK y julio Cobos está rota y no tiene retorno. Otra muestra de la inestabilidad política. Tanto me recuerda a la alianza Radicales-Frepaso que llevó al poder a Fernando de la Rua. Otra vez, un quiebre en la llamada ahora “Concertación plural”. Antes, gobernaba un radical y se fue un PJ. Hoy, gobierna una PJ y un radical está fuera del juego. Aunque no se llegará al extremo del año 2000 (con la renuncia del vice-presidente Álvarez), la ruptura y el quiebre político entre cristina y Cobos debilita la institucional del país y la agrega más incertidumbre a nuestro poco claro horizonte.
A mis 28 años, hay cosas que no puedo comprender de esta inolvidable experiencia de “ser argentino”. De niño, las escuchaba en boca de mis mayores, pero ahora que las entiendo técnicamente por mi formación en ciencias económicas, no tengo palabras. Y lo peor, es que uno conoce el final de estas historias.

Buenos Aires, 31 de julio de 2008

Debates VII: Desarrollo y Subdesarrollo

Por Desiderio Fernández


La cuestión sobre el desarrollo y subdesarrollo es uno de los temas que más controversias generan en economía. ¿Cuáles son las causas del sub.-desarrollo? ¿Cómo es posible que un país en vías de desarrollo alcance el estado de gracia? En los años 60 y 70 habia una forma de clasificación de los países y la cuestión del desarrollo estaba presente. Los países del primer mundo eran los países “desarrollados” con economías de mercado. Los países del segundo mundo eran los países de economías planificadas, sean o no desarrollados. Y luego estaban los países del tercer mundo, los cuales eran sub.-desarrollados o estaban en vías de desarrollo. Esta forma de agrupación fue muy importante porque detrás había un trasfondo político: la guerra fría y el conflicto Capitalismo vs. Comunismo.
En términos económicos, el sub.-desarrollo se puede apreciar a través de ciertas medidas sociales y económicas. La primera de ellas es el bajo nivel de vida de sus habitantes medido en la esperanza de vida. La segunda, es el nivel de pobreza e indigencia de su población. La tercera, el nivel de analfabetismo de su población y la escasez de mano de obra calificada. La cuarta, los altos niveles de mortalidad y natalidad. En rasgos generales, estas son las características principales de los países subdesarrollados. Ahora bien, uno podría pensar que la Argentina esta excluida de esta categoría de países. El nivel de vida de nuestro país está en los hombres cercano a los 73 años de vida y de 79 para las mujeres. Niveles muy aceptables. Los países subdesarrollas tienen nivel de 55 y 60 años respectivamente. También, en la Argentina, la población analfabeta es muy reducida y la escolaridad primaria está cercana a 99 puntos. Los niveles de natalidad son muy bajos cercanos a 2 hijos por mujeres, muy lejos de países de alta natalidad. Los puntos de mortalidad y de pobreza son los rasgos quizás más cercanos a países sub.-desarrollados. Pero detrás de estas medidas hay 2 puntos que son fundamentales y que explican el origen y la persistencia del subdesarrollo en nuestro país.
Los 2 temas centras del subdesarrollo en la Argentina son: 1) la inestabilidad política y 2) la inestabilidad macroeconómica. Ambos, son los rasgos más importantes para medir y entender el subdesarrollo en nuestro país. La pobreza, la mortalidad y natalidad galopante, la pobreza e indigencia, la falta de escolaridad y analfabetismo, etc son las consecuencias más patentes del nivel de desarrollo de un país. Pero el origen de las mismas tiene génesis en los dos conceptos de la introducción al párrafo.
La inestabilidad política es la madre de todas las calamidades y el grillete del subdesarrollo. Sino hay estabilidad en la gobernabilidad no hay proyecto económico que prospere. Nuestro país, desde la salida de la “etapa de los caudillos” ha carecido de estabilidad política y todo recrudeció a partir de los años 30. El golpe de estado contra Yrigoyen es el punto de partida “moderno” en la historia política que ha marcado a fuego la inestabilidad política. Inestabilidad que luego se manifestó con gobiernos militares y luego democráticos sin distinción. Quizás, la falla esté en el fracaso del sistema presidencialista (como comente en otro articulo) para gobernar y organizar políticamente al país. Sólo Estados Unidos puede tener un sistema presidencialista y lograr cierta estabilidad. Pero la madurez de los partidos republicanos y demócratas por los menos hasta los años 90 era firme y garantizaba la gobernabilidad, a pesar de ciertas diferencias de formas. En nuestro país esto no ocurrió. La insensatez del peronismo es igual a la del radicalismo y las formas que fueron tomando: FREPASO, ARI, PRO, PI y tantos otros. El fracaso del sistema presidencialista es una realidad y deberíamos virar hacia un sistema parlamentario más flexible que pueda atemperar la rigidez del sistema presidencialista. Si uno mira a los países desarrollados y los que se han desarrollado últimamente, todos tienen sistema parlamentario y enfrentan mejor las crisis de gobierno. Ejemplo: Italia, Alemania, Japón y los países del este asiático. No es casualidad que las regiones más atrasadas del mundo como África y América Latina sean regiones donde predomina el sistema presidencialista.
El otro factor importante es la inestabilidad macroeconómica producto de la inestabilidad política. Cuando uno analiza y mira las variables fundamentales en nuestro país (Fundamentals) es notoria la gran volatilidad y variabilidad a lo largo de toda su historia. El tipo de cambio (la madre de todos los precios de la economía), el PBI, la inflación, entre las más representativas tienen grandes oscilaciones lo cual no genera la estabilidad para que los agentes económicos tomen las mejores decisiones. Incluso, puede que los agentes económicos se cubran con acciones que son contraproducentes para el largo plazo y adopten conductas de corto plazo. Ejemplo: invertir en negocios de alta rentabilidad de corto plazo y no en inversiones de largo plazo vitales para el país. Imaginen al país como una gran usina eléctrica que tiene que enviar electricidad a todas las industrias del país para ponerlas en funcionamiento. Que pasaría si esta usina rectora tuviera todo el tiempo altibajos y una distribución irregular de corriente. ¿Cuál sería el efecto en la economía en su conjunto? Esto mismo pasa en la economía Argentina. La economía nunca se termina de acomodar cuando algo interrumpe y desestabilizan el galope. Son los denominados ciclos de stop and go que en la década de los 60 y 70 se caracterizaron por crisis de la balanza de pagos y en los 90 son los ataques de capitales especulativos que salen y entran sin restricción y dañan a la economía. Aunque, la madre de estos ciclos son los ciclos políticos.
Concluyendo, una vez leí que los “individuos responden a los incentivos”. ¿Qué significa esto? La única forma de desarrollarnos es que los Argentinos tengamos las ganas y la voluntad de hacerlo. Sino, por más contexto favorable que haya no llegaremos a nada. Con viento de cola no alcanza. Por más que haya un contexto muy favorable para la exportación de materias primas eso es totalmente insuficiente. Hacen falta políticas de estado sensatas y estables unidas a la capacidad de innovación, de creatividad y de competencia del sector privado. Y creo que del último párrafo, nuestros país jamás a cumplido con ninguna de ellas.


Buenos Aires, 24 de julio de 2008

Debate VI: ¿Una vuelta a la economía del bienestar?

Por Desiderio Fernández


Se ha dado a conocer la noticia que habría grandes probabilidades para que el gobierno compré y tome el control del paquete accionario de Aerolíneas Argentinas. Después de más 15 años en manos ajenas al estado, la aerolínea creada en lo años 50 volvería a formar parte del patrimonio público como ocurriera con AySA.
Siempre fui un defensor del periodo denominado “estado de bienestar”, donde el estado participaba activamente en la economía regulando actividades económicas o realizándolas él por cuestiones de estrategia, bienestar o escasez de la oferta privada. Pero... los tiempos que corren no son los 50, 60 y 70 en el mundo. Esos años están irremediablemente perdidos para siempre. No es bueno traer al presente experiencias anteriores pensando que hoy serán por lo menos razonables.
Hoy la economía tiene lecciones de sobra para condenar al librecambismo más acérrimo y al estatismo más recalcitrante. El mejor desempeño económico se obtiene mediante la mayor participación del sector privado que guiado por el beneficio y la mejor señal del mercado, el precio se produce y demanda lo que los consumidores y productores quieren. Pero siempre, bajo la tutela y vigilia del estado nacional para evitar abusos o “avivadas”. Es decir, la economía debe guiarse bajo un sistema económico llamado “mixto” con una fuerte participación privada y una participación estatal de regulación, información y control, proveyendo bienes públicos cuando la situación lo amerite.
La estatización futura de aerolíneas argentinas y la pasada con AYSA, la creación de ENARSA no significa que todo se retrotrae hasta antes de los decretos de Menem. Porque el mundo cambio y mucho. Es imposible volver al funcionamiento económico de los 50, 60 y 70; y lo que es más importante: esto no generará otro estado o economía del bienestar. El caso más patente es el de la educación Argentina. El estado la sigue administrando pero con un nivel lejano, años luz del excelente nivel que alcanzó hasta mediados de los años 70. No es posible volver a este tiempo histórico del país. Lo que se puede hacer es trabajar para construir dentro de una economía mixta, el mejor modelo económico para crecer por largos años y distribuir la riqueza. Pero creo que de el modo actual no e el mejor camino.
Un tema fundamental es el patrimonio de aerolíneas argentinas. ¿Cuál era el mayor valor o capital de AA? Sin lugar a dudas, las rutas aéreas, las cuales se perdieron en manos de otras compañías y ya no se pueden recuperar. Si ya no se tiene ese capital tan preciado para todo aerolínea administrar una compañía sólo en sus viajes y cuestiones burocráticas no tiene sentido. El sector privado guiado por el incentivo del lucro lo podría hacer mejor. Pero los capitalistas en realidad se están deshaciendo de una empresa que no les es rentable y con una abultada deuda. La explotaron lo mejor que pudieron hasta vaciarla, se quedaron con su mayor capital- las rutas aéreas- y ahora toda endeudada la devuelven. Mayor negocio imposible. Y todavía falta ver a cuanto la tasan. Solo resta el moño. Negocion.
No tengo nada en contra del personal de AA, me parece muy bien que luchen por sus derechos y por las fuentes laborales, pero no me parece justo que el estado se haga cargo de los sueldos que el sector privado no paga ni pagó. Como si un imprentero que anda con poco trabajo y acumula deudas le pida al estado que le de subsidios. Porque AA no es más ni menos que una empresa privada que produce en las mismas condiciones que el resto. Porque una de las características de la economía de mercado es la libre supervivencia de acuerdo a la eficiencia e eficacia en el manejo del negocio. Pero en la Argentina está muy desarrollado que cuando las cosas no salen bien por ineptitud se le toca la puerta al estado para que se haga cargo.
En nuestro país hay un fervor o sensibilidad por la vuelta de las empresas estatales. Todos las añoramos y hemos escuchado de nuestros mayores el afecto y el bien económico y social que hicieron en otro momento de la historia del país. Pero no pueden volver. Es como si nosotros con 30 o 40 años, nos juntáramos con la barra del campito del barrio y organizáramos los mismos partidos que hacíamos cuando teníamos 8 o 9 años. Todos, tenemos un gran recuerdo y afecto por esos años juveniles. Pero ya no pueden volver y si quisiéramos que vuelvan, ya no serían como en ese tiempo. Ídem para las empresas del estado.
El sector privado tiene que garantizar la mayoría de los bienes y servicios guiados por el ánimo de lucro. Y el estado debe ser el encargado de mirar sigilosamente si este beneficio es confiscatorio y en que nivel debe estar. El estado debe regular, legislar, controlar y vigilar al sector privado. Y solo en ciertos sectores (como salud y educación por ejemplo) debe proporcionar los denominados bienes públicos. La función del estado debe focalizarse a solucionar las denominadas fallas del mercado además de realizar las funciones básicas (seguridad exterior e interior, administración de justicia, administración comunal, etc).
A modo de conclusión, las empresas del estado están muy arraigadas en el corazón de toda una generación, no sólo argentina sino del mundo. Los años 50 (conocidos como los años plateados) y los años 60 (conocidos los años dorados del capitalismo) fueron el periodo de más igualdad y oportunidad para miles de jóvenes y adultos en el mundo. Cuando se vivió prácticamente en pleno empleo y con niveles de vida que se superaban generación a generación. Y es verdad también que la participación del estado fue preponderante en este nivel de vida medido en bienestar y aumento de PBI per. capita. Pero es verdad que hubo cambios radicales: el fracaso del sistema comunista desbalanceo el contrapeso que le hacia al capitalismo. Aunque a muchos no les guste, luego de la segunda guerra mundial la economía no tenía muchas respuestas a preguntas que hoy posee. Y el sistema soviético era considerado exitoso en términos de producción, no así de bienestar y libertades. El mundo capitalismo tenía mucho miedo que el comunismo se expanda hacia el resto de los continentes. En especial Asia y América latina. Ante este horror, el capitalismo dio ciertas libertades y permitió que en ciertas regiones del mundo hubiera cierto bienestar y calidad de vida. Lamentablemente, nuestra bonanza económica se debió a cuestiones externas más que a internas. Cuando el comunismo dio signos de agotamientos a fines de los 70 y 80, ahí el capitalismo apretó el acelerador para aumentar la tasa general de ganancia como hizo a partir de 1870. Los ciclos económicos tienen plena vigencia.
Debemos aprender las lecciones del pasado para no cometer horrores en el futuro y recordar que las “joyas de la abuela” eran solo de ellas y se fueron con su tiempo. Debemos vivir y actuar de acuerdo a nuestro tiempo y circunstancias.


Buenos Aires, 18 de julio de 2008

Debate V: El trasfondo de la votación por las retenciones móviles

Por Desiderio Fernández

El senado de la nación en la madrugada de hoy vivió una jornada caliente: el vice-presidente de la nación, Julio Cobos votó en contra del proyecto oficial a favor de las retenciones móviles. El gobierno de CFK tenía gran confianza en obtener los votos necesarios para imponer su mayoría y que el proyecto tenga ratificación legislativa. Pero las cosas no salieron como el Kirchnerismo quería. Así como ocurre en la vida, hay idas y vueltas y tanto el poder político como la buena estrella suelen cambiar. Es el mayor golpe político que sufren los K desde que asumieron el gobierno en 2003.
Hace 7 meses que CFK asumió el gobierno luego de las elecciones de octubre y su falta de liderazgo para gobernar es más que notoria: la renuncia del ministro de economía Martín Lousteau, la espiral inflacionaria sin solución, la intervención y destrucción del sistema estadístico nacional y el aislamiento internacional fueron señales que algo no andaba bien con el nuevo gobierno. Que ni siguiera tuvo la denominada “primavera” al asumir el mando dado el escándalo por la valija con US$ 800.000 de Antonini Wilson. El broche de oro fue la resolución 125 que desató el conflicto feroz con el campo y que está paralizando al país.
La decisión de Cobos fue de vital importancia por tres cuestiones. Primero, porque el vice-presidente votó de acuerdo a sus convicciones y no con la llamada “disciplina partidaria”, aunque el mismo no es peronista sino radical pero forma parte del gobierno. Segundo, la institución de vice-presidente dejó de ser un cargo sin trascendencia para definir cuestiones importantes. Tercero, porque esta decisión de Cobos es difícil de encontrar en el arco político argentino: hace años que un político no tomaba una decisión de tamaña magnitud y que seguramente significará la destrucción de su futuro político. Y pensar que todavía quedan 3 años y medio de gobierno. Es increíble el desgaste del gobierno de CFK en tan solo 7 meses de gobierno. Evidentemente no sabe gobernar.
Pero, dejando de lado la decisión de Cobos, máximo culpable para el oficialismo al cual él pertenece, el trasfondo político es mucho más amplio: en realidad como viene transcurriendo en los últimos 50 años en la historia política argentina, la votación del senado mostró, otra vez, la feroz interna del peronismo. Hubo 11 senadores peronistas que votaron en contra del proyecto oficial; los más conocidos son Reutemann (ex gobernador de Santa Fe), Adolfo Rodríguez Saá (ex presidente de la nación y ex gobernador de San Luis), Carlos Menem (ex presidente de la nación y ex gobernador de la Rioja), Chiche Duhalde (esposa del ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Duhalde) y Juan Carlos Romero (ex gobernador de Salta) entre otros. Es decir, hoy se quiere elevar a Cobos como el responsable del proyecto de las retenciones móviles. Pero en realidad lo que hizo fracasar el proyecto fue la negativa de muchos senadores del propio partido que no estaban de acuerdo con el manejo que CFK hizo del tema ni con el propio gobierno.
Estas internas peronistas fueron y son conocidas en la historia política Argentina. La última fue la pelea entre Duhalde y Kirchner en 2005 cuando “el pingüino” apabulló al “cabezón”. Pero a Duhalde nunca hay que darlo por muerto. Por que siempre vuelve...En 1999 Menem le quito el respaldo político y partidario a Duhalde y luego del asesinato de José Luis Cabezas en Pinamar, lugar de veraneo de Duhalde, le quito la chance de que sea presidente de la nación en las elecciones de octubre de 1999, las cuales ganaría la coalición Frepaso-Radical con Fernando de la Rua y “Chacho “Alvarez a la cabeza. Mucho consideraban a Duhalde un cadáver político pero se levantó...y en 2002 era presidente del modo más trágico para la democracia argentina: elegido por el senado luego de la renuncia del ex presidente De la Rua en diciembre de 2001.
Dejando de lado que fue una sesión ordinaria como tantas otras donde los legisladores no se ponen de acuerdo, lo grave es notar que detrás de toda la cuestión (a favor o no del proyecto) estaba la temida interna del peronismo. Porque muchos senadores votaron principalmente por despecho hacia el oficialismo. Eran peronistas excluidos marginados luego que el tornado K asomara en la escena política en 2003 y se manejara con los mismos métodos y mecanismos que tanto se le criticaron al hoy anciano Carlos Menem. Había pasado en 1983 con la fórmula de Luder- Bittel cuando el pueblo argentino, mayormente peronista y con gran oportunidad de devolverle al peronismo el gobierno rechazó y le dio la espalda a la conducción de ese entonces del movimiento justicialista para volcarse hacia el radical Raúl Ricardo Alfonsin. Era trágica para la democracia, la pluralidad de ideas y la paz social el recuerdo del entonces candidato a gobernador bonaerense y jefe del PJ bonaerense Herminio Iglesias cuando en el acto de fin de campaña quemó un ataúd que representaba al radicalismo. La gente sintió el impacto y votó por la negativa hacia el proyecto que ese sector del peronismo representaba.
Lamentablemente, la interna peronista y el partido que parió el General ese lejano 17 de octubre de 1945 es el timón de las decisiones trascendentes en la política de nuestra Argentina. Hoy como en antaño, la suerte del país parece definirse en el partido justicialista. Lo que pasó hoy no es más que la propia contradicción del ser argentino. Allá en los años 20, Scalabrini Ortiz en su premiada obra magna “El hombre que está sólo y espera”¹ hizo una descripción de las características del “ser nacional” y vaya que no estaba equivocado el hombre.
Para desgracia de nuestro destino, las oscilaciones de nuestro bienestar y economía están supeditadas a las internas y conflictos dentro del partido político más importantes del país. Ojalá vayamos hacía un régimen menos presidencialista como los europeos donde además del presidente hay una primer ministro que amortigüé estas crisis del presidencialismo y logre consensos. Nuestro país se merece virar hacia un sistema parlamentarista. En todo el mundo, el sistema presidencialista sólo es “exitoso” en los Estados Unidos. No tengo memoria en los últimos 30 años de gobiernos exitosos con un sistema tan rígido como el presidencialismo. Los países más exitosos y con menos desigualdad del planeta tienen regímenes con presidente y primer ministro más flexibles para evitar crisis sistémicas.





Buenos Aires, 17 de julio de 2008




¹ Raúl Scalabrini Ortiz, el Hombre que está sólo y espera, librerías anaconda, 1931, Buenos Aires.

Debate IV: Acumulación y distribución en la Argentina

Por Desiderio Fernández

Transcurridos 6 años de la salida del régimen de convertibilidad en nuestro país las tasas de crecimiento del producto, consumo, inversión, servicios públicos y otros indicadores industriales u económicos muestran niveles que hace mucho tiempo no sucedían. Nadie niega el fuerte crecimiento que hasta 2007 por lo menos experimento el país. Pero hay otro tema que ha quedado relegado y es la cuestión de la distribución. ¿Es lo mismo crecimiento que distribución? Evidentemente que no. Se puede crecer pero sin distribuir en forma equitativa el producto del crecimiento.
Para los no entendidos una medida muy común de desigualdad en economía es el denominado coeficiente de Gini. El mismo tiene un rango de 0 a 1. Cercano a cero nos muestra que la sociedad en cuestión es totalmente equitativa y justa. Una ratio de 1 nos dice que 1 sola persona se lleva toda la riqueza. En la Argentina este indicador económico-social es elaborado por el INDEC organismo bastante y me quedo corto desprestigiado a partir de la intervención en enero de 2007.
En la Argentina a pesar del fuerte crecimiento económico y los niveles record de recaudación tributaria y de recursos públicos, la desigualdad no cede. Es más, si se computara la real inflación el coeficiente de Gini superaría el 0,50. La última medición establecía un GINI de 0,495 y por algo el INDEC dejó de publicarlo. Durante décadas pasó lo mismo con la distribución del ingreso a partir del gobierno militar allá en los setenta. Y el objetivo era muy claro: no divulgar que la participación del asalariado en la riqueza nacional estaba llegando a nivel muy bajos. Es decir, había un involución o distribución regresiva del ingreso.
Luego de la mega crisis de fines de 2001 el país mejoró notablemente sus tasas de empleo y desempleo. Pero hay un dato a tener en cuenta que muchos olvidan. Hace unos años un economista de la London School of Economic de la Universidad de Londres de apellido Atkinson escribió un artículo donde comentaba que en los años 70 era pobre quien no tenía trabajo. La pobreza estaba asociada a la desocupación. Pero en los 90 cambió esta relación: se podía ser pobre sin estar desocupado. Esto es exactamente lo que está sucediendo en nuestro país. Las tasas de empleo y desempleo han ido mejorando notablemente no sólo en lo que respecto al incremento de personas que consiguió trabajo sino también en muchos desalentados e inactivos que se han podido re-incorporal al mercado laboral.
La Argentina no ha podido reducir la desigualdad a pesar del fuerte crecimiento económico de los últimos años. Se ha crecido pero está ausente o pendiente el tema de la distribución del ingreso. Los mecanismos de mercado o institucionales que debían haber actuado en consecuencia han fallado. Las causas son varias y complejas pero un tema fundamental es la falla de las instituciones laborales (ejemplo, los ministerios de trabajo, las organizaciones sindicales, las cámaras empresarias, las ONG, etc) en la implantación reglas claras donde todos los sectores ganen. La prueba más rotunda de esto es que más del 45% de los trabajadores continúa trabajando en la economía informal o no registrada. Son personas que el día de mañana no tendrán jubilación ni tienen actualmente cobertura médica o seguro ante accidentes. La vista gorda viene desde el estado quién conoce perfectamente el tema y hace oídos sordos; las organizaciones sindicales como la CGT quien dice defender los derechos de los trabajadores pero sólo es de la boca de sus dirigentes para afuera. El coeficiente de GINI también es otro elemento que viene ha ratificar lo expuesto anteriormente.
Por último, un factor que está incidiendo en la desigualdad y que estaba ausente en los 90 es la inflación. La misma licua el poder adquisitivo de la moneda y reduce el poder de compra de los salarios. En los años noventa ocurría que si bien la tasa de desempleo y sub.-ocupación eran altas, una persona con problemas de empleo tomaba una bordeadora y salía a cortar pasto por las calles. Recibía por ejemplo 10 pesos por su labor. Que eran 10 dólares dada la paridad pesos = dólar y como no tenía inflación y había competencia por los bienes importados la persona vivía. Mal pero sobrevivía. Actualmente hay una leve pero creciente tendencia que si bien esta persona hoy este ocupada la inflación y el atraso de los salarios está reduciendo su nivel de vida e incrementando lentamente el nivel de pobreza e indigencia. La inflación es una enfermedad económica silenciosa como los ACV: están agazapadas y latentes y en un momento estallan y dejan al paciente hemipléjico o con partes del cuerpo paralizado.
Nuestro país estaría entrando en una “trampa de desigualdad”. Donde a pesar del fuerte crecimiento, la falla de las instituciones laborales de la economía y el incremento de la inflación harían que en un contexto de crecimiento económico miles de argentinos ingresen otra vez lentamente a la categoría de pobres. Como bien comente en otro artículo, son las contradicciones propias que padece el país. Hay muchos sectores económicos que vienen acumulando riquezas desde 2002 y que no quieren repartir. Por encima de todos está el estado quien no toma el lugar que le corresponde en una economía que se considera de mixta. Un tema aparte son los subsidios que el estado gira a ciertos sectores como transporte, alimentos y servicios públicos para congelar precios y tarifas. En muchos casos son sumas de dinero en millones para amigos y amigotes de funcionarios de turno.
Concluyendo, si todos los argentinos no logramos comprender que sin distribución del excedente económico no puede haber país donde prospere la democracia y se pueda vivir sin miedo a las libertades individuales preparémonos para construir cárceles y penales penitenciarios en lugar de escuelas para albergar a los excluidos del sistema que tarde o temprano saldrán a las calles a buscar lo que se les niega. No sea cosa que en la Argentina se instale la re-distribución del ingreso...por medio de apropiarse de lo ajeno. Es decir: la delincuencia en masa.

Buenos Aires, 16 de julio de 2008

Debate III: La ausencia del FFCC en el tráfico de personas y cargas: sus consecuencias en la Argentina reciente

Por Desiderio Fernández

Desde los años 60 y 70 comenzó en el país una corriente de fuerte hostigamiento hacia el transporte ferroviario que tuvo su cenit a fines de los años 80 y principios de los 90 con la Ley de Reforma del Estado de 1989 que expresa entre otros temas, la privatización de los trenes, vías y estaciones.
A mediados de los años 80, el entonces Ministro de Obras Públicas de Alfonsin, Rodolfo Terragno había preparado proyectos de privatizaciones que incluía a los ferrocarriles pero en virtud de la posición de debilidad del entonces gobierno radical por los fracasos de los planes Austral y Primavera por un lado, y la rotunda victoria del peronismo en las legislativas de 1987, pospusieron unos años medidas que se harían efectivas con el gobierno de Menem.
El desmantelamiento del sistema ferroviario obedece a varios motivos. Primero, al ingreso de capitales en especial norteamericanos a mediados de los años 60 enfocados a la industria automotriz. Estas inversiones que multiplicaron las plantas productoras de automóviles fueron el germen del hostigamiento que sufrió el FFCC. También la creación de diversas autopistas que en los años 70 prosperaron en Buenos Aires durante el “Proceso de Reorganización Nacional” fueron otros impulsos de asentamiento del Transporte automotor en detrimento del ferroviario.
Luego con la llegada de la democracia política otra vez fue furibundo el desgaste y las críticas que fue recibiendo el transporte ferroviario. Se lo acusaba de ser ineficiente, de tener en pésimo estado el material rodante y las vías, de generar grandes déficit que el estado vía emisión monetaria debía cerrar lo cual generaba más inflación e incrementaba el déficit público consolidado.
De esta manera, se fueron dando las condiciones para que Menem con el respaldo de la mayoría del electorado nacional dispusiera la privatización de los ferrocarriles del estado. El objetivo era mejorar la competencia y dar un servicio mucho mejor al que podía dar el estado, dado que el sector privado iba a traer inversiones que mejorarían la infraestructura y la calidad del servicio. Cosa que no ocurrió porque se paso de un monopolio público a un oligopolio privado quienes no realizaron las inversiones prometidas pero si reciben mes a mes, los subsidios que todos los argentinos les entregamos por los impuestos que pagamos. Actualmente, el estado de la infraestructura y material rodantes está en su piso más bajo. Prácticamente no hay mantenimiento ni inversión de reposición.
Ahora bien ¿Qué paso en realidad? El desmantelamiento del sistema ferroviario fue a beneficio del aumento del transporte automotor. Acaso ninguno se preguntó alguna vez porque hay tanta cantidad de autos en la ciudad de Buenos Aires o en el conurbano. La explosión automotriz de los 90 y que continúa ahora dejó a la ciudad y GBA saturada de autos. No hubo una planificación organizada y todo se incremento en forma exponencial generando un descalabro en tiempo, infraestructura, costos y...vidas humanas.
Las noticias cotidianas de muertes en las rutas argentinas son producto de este fenómeno económico que fue dejarle al transporte automotor el tráfico que antes tenía el ferroviario. Y las consecuencias están a la vista. El sistema ferroviario tenía grandes ventajas en principio sobre el transporte automotor. Primero, en los viajes de carga era mucho más económico el transporte de mercaderías o ganado en pie en FFCC que en camiones. Ahora, las rutas están colapsadas por camioneros que tienen que hacer grandes distancias y quedan extenuados de esos viajes e incrementan el riegos de accidentes (en la mayoría de los accidentes en las rutas, casi todos se deben a causas humanas). El costo de transporte en FFCC era muy inferior al transporte actual vía micro o camiones. Otro factor importante era el referido al medio ambiente. Por lejos, el trasporte FFCC contaminaba mucho menos y afectaba en menor proporción la calidad de vida por medio de emisiones a la atmósfera de ciertos tipos de gases. Y por último, está la cuestión más importante: la pérdida de vidas humanas por el imprudente crecimiento del transporte automotor en las últimas décadas. No es casualidad que el aumento de accidentes fatales fue creciendo en forma inversa al desmantelamiento del sistema ferroviario. El crecimiento de autos y camiones sin planificar bien sus costos y rutas generó que se potencie la probabilidad de accidentes y muertes en las rutas y avenidas de todo el país.
Detrás de todo este sistema, es obvio que hay intereses económicos que presionaron e hicieron lobby a favor del sistema automotor en demetrio del ferroviario. El dinero y el poder fueron la madre y los gobiernos el padre de la muerte del mejor sistema de transporte que tiene el mundo: el ferroviario por sus mejores costos en viajes largos, sea de carga y/o pasajeros, por sus menor contaminación, por más rapidez en ciertos tipos de viajes, por las menores vidas perdidas por cuestiones de accidentes y en especial, por la función social que cumplía el FFCC.
Termino este articulo con la función más importante que cumplía el FFCC: la de unir pueblos, de conectar regiones. Tenía una vital función social y de interrelación de diferentes pueblos y parajes. Su muerte condenó al abandono a miles de pueblos del interior de las provincias argentinas que cuando se levantaron las vías sus habitantes tuvieron que irse en busca de nuevos rumbos por falta de trabajo. Porque la ausencia del FFCC se llevó esa luz de esperanza y alegría que invadía a los pueblos cuando el FFCC llegaba a cada estación con víveres, medicamentos, provisiones, combustibles, médicos y maestros para las regiones más distantes. El desmantelamiento del FFCC significó la muerte de muchos pueblos y la condición de “Emigrados” de muchos compatriotas.
Ojalá algún día nuestro país recupere el sistema ferroviario. Para profundizar más el tema, hay varios libros que recomiendo. Los escribió el ferroviario Juan Carlos Cena. Los más conmovedores son “El Ferrocidio” y “El guarda-palabras, memorias de un ferroviario”. Brillante prosa en memoria y reconocimiento al tan querido FFCC.

Buenos Aires, 15 de julio de 2008

Debate II: La ausencia del tercer elemento en el concepto de Nación

Por Desiderio Fernández

En un primer curso de Derecho Constitucional o Derecho Público habitual en Ciencias Económicas o Sociales unos de los primeros tópicos que se abordan es el referido a los conceptos de Nación y Estado. Se dice que el “Estado es la Nación jurídica y políticamente organizada”. Definición básica de manual. Ahora bien ¿Por qué es tan importante para cualquier ciudadano saber con precisión los alcances del término Nación? Es importante porque en ella se encuentra una de las llaves del estancamiento económico de la Argentina y de su involución como sociedad.
Se dice que la Nación está compuesta de tres elementos en forma excluyente. Primero, Un territorio. Segundo, la población y tercero, el destino, rumbo y objetivos en común de sus habitantes. Este último elemento es el cuál jamás tuvo nuestro país y causa fundacional de nuestro atraso.
Es extensa la literatura que expresó las enormes riquezas naturales que la naturaleza le dio a nuestro país. Como también es bien conocido el potencial humano cimentado a lo largo de décadas en una tradición universitaria al mejor estilo europeo. Premios Nóbeles como Houssay, Leloir, Milstein y tantos científicos que triunfan en el exterior son el mejor ejemplo del poder que subo ganarse con respeto la educación argentina. Entonces si tenemos enormes recursos naturales y capital humano de excelencia ¿Por qué nuestro país se encuentra inmerso en un histórico y penoso derrotero? ¿Qué falló?
Allá en el tiempo, el Premio Nóbel Americano Paul Anthony Samuelson dijo que “Argentina no tiene un problema económico, sino político y sociológico”. Y gran razón tenía el yanquee. El déficit de nuestro país se manifiesta en la carencia de este tercer componente: el destino, rumbo y objetivos en común que caracterizo y cimentó la grandeza de países como Inglaterra, Alemania y los Estados Unidos. Ellos tenían y tienen un destino y deseos de poder y plenitud que nuestro país siempre careció. La Argentina es el típico estudiante que tiene todas las condiciones para recibirse con honores y luego termina atendiendo un puesto de diario (oficio muy honrado de por si) por ser incapaz de desplegar todas sus condiciones producto, de sus propias contradicciones internas. Porque es así: somos una nación inmadura y contradictoria.
Nuestro país se pobló con personas de todo el globo terráqueo, aunque mayormente de europea occidental y oriental. Las corrientes inmigratorias que caracterizaron los grandes flujos en los siglos 19 y 20 estableció una población totalmente heterogénea: había italianos, españoles, rusos, polacos, alemanes, japoneses y luego a fines del siglo 20, de países limítrofes y orientales chinos y coreanos. Si bien actualmente debido al cese de las grandes migraciones y el fallecimiento de las primeras camadas de aventureros trasatlánticos que venían a nuestro país a hacerse la “América” dentro de la estructura demográfica Argentina son minoría los extranjeros y los hijos de extranjeros. En los años 20 y 30 tuvieron gran preponderancia en la población total del país.
Este rejunte de personas de diferentes latitudes con distintos idiomas, culturas, valores, sueños fue la principal causa de la inexistencia de ese objetivo en común que permitiera el despegue de nuestro país. Cuál es el contraejemplo de Argentina: Alemania. Luego de la segunda guerra mundial, Alemania estaba devastada y en ruinas. ¿Qué posibilito el famoso “milagro alemán”? no otra cosa que la grandeza del pueblo alemán que tuvo que empezar de cero y reconstruir su país. Pero contaban con el mayor intangible que puede contar un pueblo: el deseo expreso de su población de ser una gran nación. Y partir de ellos desplegó todas sus condiciones y aptitudes para lograr ser otra vez un país adelantado y de primer nivel.
Como población somos una mezcla y un rejunte de todo un poco. Ya no queda en el torrente sanguíneo del país rastros de sangre autóctona. Se la extermino como se extermino a los gauchos allá en el siglo 19 por “bárbaro” y también en el siglo 20 cuando miles de científicos y jóvenes tuvieron que exiliarse debido primero a la “noche de los bastones largos” y después por el tenebroso proceso de reorganización nacional. Debido a los distintos orígenes de nuestros predecesores no se desarrolló en nuestra nación el objetivo de ser una gran nación. Se vive criticando al país, a su gente cuando el país no es más que la suma agregada de todos sus miembros. Y se mira al extranjero encandilado ante el éxito ajeno.
El error de diagnostico en nuestras políticas económicas, la falencia en el direccionamiento de nuestra política interna y externa, la incapacidad de aprovechar las riquezas humanas y naturales que tiene el país es motivo de la ausencia del tercer elemento en el concepto de nación. Ejemplos como el nuestro hay de sobra en el mundo. Ojala nuestro nación algún día pudiera tomar conciencia de su déficit y se ponga de pie.

Buenos Aires, 11 de julio de 2008

Debate I: La inconsistencia en la retórica económica del gobierno

Por Desiderio Fernández*
A lo largo del tiempo los gobiernos peronistas han incurrido en discursos que desde mi punto de vista, adolecen de una inconsistencia en su retórica. ¿A qué me estoy refiriendo? Ayer como hoy, el gobierno peronista ha tomado medidas de política económica a expensas (y en contra) del pueblo obrero y la clase media. Las medidas que realizó en el pasado (con Menem, privatizaciones y desmantelamiento del estado de bienestar, desregulación de distintos mercados como el de salud y de trabajo, sobre-valuación del tipo de cambio real lo cuál destruyo la industria nacional y elevo el desempleo a tasas nunca antes vistas en la historia argentina) y las que actualmente realiza el gobierno de CKF (destrucción del sistema estadístico nacional, otorgamiento de subsidios sin discriminación, retroalimentación de la inflación vía políticas imprudentes monetarias y fiscales, incapacidad para orientar la inversión hacia sectores estratégicos, no formación de una burocracia profesional-técnica elegida en base al concurso público, etc.) perjudican en forma excluyente a sus mismas bases electorales: el pueblo obrero y la clase media.
Con Menem fue el apogeo de este tipo de políticas que uno creyó que no iban a volver a repetirse. Pero por desgracia de nuestro destino, como somos un país cíclico volvemos a cometer los mismos errores. Ayer como hoy. El gobierno con las medidas que toma esta lastimando a la propia población que la depositó en los máximos cargos de gobierno. Es decir, como pasó con Menem, el gobierno está traicionando a su base electoral. No es nueva esta conducta del peronismo. En nombre de Perón se cometieron muchas desgracias en contra del pueblo. El peronismo comete el error que le endilga a sus opositores: de soberbio y tirano. Sino se está con la línea de pensamiento del gobierno, se es gorila y apátrida. Si se está a favor, se es un argentino noble y genuino. Ni un caso ni el otro. Así como en la economía se la quiere dividir entre Ortodoxia vs. Heterodoxia, lo mismo quieren hacer con el pueblo argentino. Se lo intenta dividir.
En la década de los noventa, la caída del gobierno de la URSS y la destrucción del comunismo como sistema económico viable significó que el capitalismo salió airoso en esta disputa ideológica sobre cuál de los dos sistemas era el mejor para lograr el crecimiento y el tan ansiado desarrollo económico. Porque en definitiva los pueblos lo que quieren es desarrollarse, entendiendo esto como el incremento del bienestar y mejoramiento en el nivel de vida de sus ciudadanos y la libertad plena de su pensamiento y acción. El problema viene cuando los gobiernos equivocan este camino o cuando peor, cuando en su nombre realizan políticas económicas que van en contra del mismo. Actualmente, la teoría económica a diferencia de los años 20 y 30, tiene herramientas y fundamentos prácticamente científicos a las cuestiones del desarrollo y el crecimiento económico.
En conclusión, las groseras fallas de las políticas económicas en general y en especial del peronismo en los últimos 19 años, serían producto de errores en la interpretación de los problemas y segundo en las herramientas para solucionarlos. Aunque es dudoso, que con economistas formados en los mejores centros de economía y con acceso periódico a las últimas discusiones y estado de la economía, éstos fallen tan rotundamente en sus diagnósticos y recetas. Si en la economía y/o política hubiera mala praxis deberíamos importar economistas y dirigentes.
Quizás, siendo contemplativo con la historia uno podría decir que Menem fue producto de sus “circunstancias y momentos”. Las reformas que él propicio fueron generales en todo el mundo, desde América latina hasta Europa oriental. Prácticamente no había forma de escapar al “pensamiento único” que avasalló a todo el mundo luego de la caída del sistema comunista.
Pero 19 años después, no hemos aprendido la lección de la historia. Seguimos siendo una sociedad inmadura. El tiempo no nos hizo recapacitar ni aprender de nuestros errores. La soberbia que se ve y expresa en cada acción de gobierno de CFK es la misma que tenía Menem. O acaso cuando se aprobó hace horas el proyecto de retenciones móviles en la cámara de diputados y estos aplaudían y se abrazaban no les recordó cuando en el mismo recinto se votó la venta de YPF, Gas del Estado y demás empresas públicas. La misma euforia y algarabía invadía el alma de esos diputados, distintos en nombres la mayoría pero igual de equivocados que los de antaño.
Lamentablemente la economía no puede hacer experimentos controlados como si puede hacer la física y la química. Las nefastas medidas económicas tienen su prueba y testeo en las calles de todo el país. Y en la situación laboral y social de todo el pueblo. No recuerdo quién dijo que “no hay mejor verdad que la realidad”. Pero es así.
El gobierno de CKF como los últimos gobiernos peronistas invocan sus medidas de política económica para re-distribuir el ingreso y mejorar la desigualdad social de su base electoral. Pero en realidad con sus medidas inadecuadas siempre terminan traicionado al pueblo que con esperanza y fe los votó. Es decir, se cumple en la Argentina, la fábula del escorpión y la rana.
De esta manera se puede apreciar la inconsistencia en la retórica populista del gobierno con sus medidas efectivas. Ojala el pueblo algún día se de cuenta de estas cuestiones y no se deje engañar ante falsos espejismos. Por eso la importancia hoy más que nunca, de un pueblo educado y despierto.
* nombre de de escritura del autor

Buenos Aires, 10 de julio de 2008.